¡Va por ti, ama!

“Hija, ¿tú de quién has heredado tanta creatividad? Te tendrías que haber dedicado a esto”. Estas son las palabras que me repetía mi ama (mi madre) cada vez que le enseñaba una de mis “creaciones”, ya fuera un visual thinking, uno de mis dibujos (que algunos llaman cariñosamente “dibujines”), alguno de mis robots o mis “casitas” de madera sostenibles (ella aún tiene en sus casa dos de las creaciones con las que más “me deje llevar”).

Llevo prácticamente dos meses sin publicar nada en el blog (os pido disculpas, especialmente a las P.E. que he conocido últimamente y que se merecen un espacio en este blog). La razón es que mi ama murió este pasado 26 de junio, después de ingresar en la clínica un 27 de mayo por una “supuesta” neumonía, que se acabaría convirtiendo en “sus pulmones no aguantan”. Ella está en mi mente continuamente, la echo de menos muchísimo, y, sinceramente, preferiría que estuviera aquí conmigo, disfrutando del verano como veníamos haciendo desde hace 17 años. Desgraciadamente, eso no es posible, es lo único que es imposible, aunque como repito día tras día “nothing is imposible” (nada es imposible), excepto esta situación.

Así que, hoy, me he armado de valor y escribo este post por ti, ama, porque te lo mereces como la que más. ¡Va por ti, amatxu!

Hoy, de nuevo, me atrevo a confirmar (esta vez por escrito, para que no quede duda) que la creatividad y la innovación son la mejor herencia que me ha podido dejar mi ama. Creatividad porque “a todo le veía un uso” e innovación porque llevaba a la acción “artilugios” de lo más variado y originales, y cuadros fantásticos, más de lo que ella valoraba, y que tenemos la buena suerte de quedárnoslos nosotras.

Ama vivió por y para los demás, siempre, haciendo cosas por los demás, trabajando por los demás y dando pasos por los demás, porque eso le tocó hacer desde muy joven y porque muy pocas personas supieron ver sus grandes cualidades y competencias, que no las ocultaba, pero que no se las reconocieron cómo y cuándo fue necesario. Quizá eso le llevó a no creerse que ELLA también se merecía la ayuda, los cumplidos, los reconocimientos, las alabanzas o las gracias que la gran mayoría de personas recibimos o deberíamos recibir por el trabajo bien hecho, las “cosas” que hacemos por los demás o los detalles que tenemos sin necesidad de hacerlo. Ah, y porque trabajar en equipo es muy positivo.

Ella era una P.E. por su carácter perseverante y responsable que le acompañó siempre (cómo me cuesta corregir y escribir en pasado), comprometida con su labor y trabajadora incansable (hasta que sus piernas, sus manos y sus pulmones no le dejaron casi andar y pintar), solidaria con los demás a más no poder, sostenible ni os cuento, y valiente (ni ella se imaginaba cuánto).

Esto es solo parte de cómo era ama, Mary, Mary Karmen o Arruti, como a ella le gustaba que le reconocieran.

Ama, lo dicho, tu espacio en este blog lo tenías guardado, cuántas veces te lo dije.

Seguiré soñando, siendo apasionada y demostrando lo que valgo como tú me lo enseñaste. Gracias, amatxu, por darme la vida y regalarme unos últimos años contigo de paz, tranquilidad, serenidad, comprensión y tanto tanto amor y cariño. Maite zaitut.

Disfrutad del verano.

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