Iñigo: cuando la fuerza, el trabajo, las ganas y la decisión triunfan

IMG_20160204_202120 - copiaCuando la vida y los buenos amigos te ponen en contacto con personas importantes que merecen la pena y éstas, además, son capaces de hacer un hueco en su agenda nada más llamarles para hablar contigo, buufff, es un verdadero lujo. Eso me ha pasado a mi esta semana (menos mal que hay momentos por los que la semana merece la pena). En esta ocasión he podido compartir un rato de ese valioso tiempo de que disponemos con una P.E. (¿os suena?), en este caso, y desde mi opinión, con un intraemprendedor. Una persona con carisma, con gran espíritu y hacer solidario, buen amigo de sus amigos, orgulloso hermano, marido y padre, y, además, director de un hotel referente en Bilbao (el Hotel Abando). Hoy quiero volver a agradecerle su tiempo, su disposición, su cercanía y su apertura a una «extraña» como yo, a quien un día le dijeron que había una persona a la que debía conocer porque «tenéis mucho en común». Gracias también a ti, Inma, por hacer posible este encuentro y por pensar que tenemos ese «algo» en común. Te debo otra.

Hoy os invito a conocer a Iñigo Mª de la Fuente

1418060559732q8Mucho se ha hablado de emprender o no en tiempo de crisis, pero cuando te encuentras en una situación difícil y angustiosa como es la de estar en paro con 50 años, una de las cosas que se te pasan por la cabeza es por qué a mi y qué va a ser de mi ahora… pero hay algo más, hay otra forma de ver el mundo (unas cuantas más) y una de ellas es la de creerte eso de que para emprender, la mejor edad son los 50. Algo de eso es lo que le pasó a Iñigo cuando tras trabajar de alto directivo en empresas multinacionales de gran renombre y pasar por momentos muy delicados de salud (4 meses de silla de ruedas y seis de muletas debido a una necrosis de cadera no es algo baladí), la vida le hizo un «regalo» muy inesperado y bastante desagradable, de esos que preferirías no haber recibido: se quedó en paro con 52 años, casado y con dos hijos. Fue entonces 1442674206qf84qcuando se tuvo que replantear su vida y coger fuerzas para hacer eso que en más de una ocasión había dicho que le gustaría hacer pero que por una u otra razón nunca hizo. Y es que tras unos duros meses, Iñigo volvió a la universidad.  Fuen entonces cuando hizo, una Máster en Marketing y Dirección Comercial de 18 meses, un curso intensivo de Relaciones Personales de 6 meses y, durante dos meses y según él, «el mejor curso de contabilidad que se da en Bilbao de la mando de Jesús Omeñaca». A eso le llamo yo ser valiente, porque imagino lo difícil que tuvo que ser encontrarse en esa situación. Esa sensación es la que intuí durante nuestra conversación, pero lo que está claro es que, una vez pasada la marea, Iñigo supo coger ese impulso que necesitaba para reorientar su vida y ver la luz al final del túnel con mucha más nitidez. El puzzle que se le derrumbó volvía a tomar forma.

Diapositiva1Hoy, febrero de 2016, tras cinco años de aquello, Iñigo es el director del Hotel Abando. Ya lleva cuatro años ejerciendo como director de un hotel de referencia para directores de cine, personalidades del mundo artístico, turistas, amantes de Bilbao, y para muchas otras personas anónimas a las que Iñigo, desde su Fundación (os he dicho que es intraemprendedor) apoya, ayuda y agradece la labor solidaria que realizan voluntarios de distintas ONGs a las personas sin techo, sin recursos y sin trabajo. Y eso, dejadme que os diga, es una de las cosas que más me gustan de Iñigo. Porque Iñigo, además de ser un alto directivo con responsabilidad sobre personas, en él sobresalen las ganas de ayudar que tiene y la humildad que desprende cuando hablas con él, y ves lo que hace cada mes con las personas que lo necesitan, eso es lo que da ese valor añadido. Eso forma parte de su personalidad intraemprendedora-social, porque ha sabido conjugar ambas facetas (la de empresario y emprendedor) en su día a día. Y olé por lo que hace, porque no me cabe duda de que hay muchas personas que podrían hacer lo que Iñigo está haciendo, pero no lo hacen (o sí, también desde el anonimato, tampoco voy a decir que Iñigo es la única), pero yo hoy he querido que se sepa que aún quedan personas de ese tipo, personas  que quieren devolver a la sociedad parte de lo que ella les ha dado durante muchos años, aunque para ello hayan tenido que sufrir un rato. Como dice Iñigo, «ya no tengo excusas para no hacerlo».

IMG_20160205_102842Desde su consultora Alboriñi Consultores, en donde podemos encontrar la Escuela de Talento/Gitasun Eskola y la Comunidad Abando, Iñigo, su hermano Borja y su equipo de jóvenes promesas apuestan por la innovación social y el liderazgo de servicio. Se ven como un grupo de referencia para el conocimiento y para la formación de personas con inquietudes sociales. Y para ello cuentan con valores como la discreción, el esfuerzo, la solidaridad activa y la honestidad en la ayuda al prójimo. Ah, eso sí, por el momento se centran en el ámbito de la villa de Bilbao. Porque también hemos de actuar localmente. Hay mucho por hacer.

Como veis, el Hotel Abando está liderado por una gran persona que no sólo piensa en su negocio sino en las personas que trabajan con él y en aquellas a las que él pueda ayudar.

Gracias, de nuevo, Iñigo por lo que haces. Espero que podamos seguir compartiendo muchos momentos, muchas conferencias, algún que otro desayuno (son formidables los del Hotel Abando) y muchos amigos (algunos, grandísimas personas por cierto, son ya comunes).

Que tengáis una feliz semana.

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