Hace unas semanas visité un lugar que me dejó embelesada: Kinsale (Irlanda). Este mes me encuentro en Cork en una estancia de investigación gracias a la Universidad de Deusto y uno de los sábados me acerqué a Kinsale, muy cerca de Cork. Iba con muchas expectativas por lo bien que “me lo habían puesto”, así que, antes de ir, eché un vistazo en la web sobre lo que me podría encontrar. Después de pasar más de medio día allí, sin duda, ¡lo recomiendo!
Como no podía sr de otro modo, investigué un poco si había alguna persona emprendedora por los alrededores y, sí, en un rincón, justo al girar en una de las calles principales, una pequeña tienda me llamó la atención, apareció como de la nada, su nombre es Mamukko. Por si acaso, si te acercas por Kinsale, aquí tienes la dirección exacta y forma de contactar: Guardwell, Kinsale, P17 A257. Tel.: 085 734 2004 y mail de contacto: contact@mamukko.ie
Mamukko es un negocio familiar, así lo explica uno de sus fundadores:
Con 14 premios en su haber, Mamukko ha sido reconocida tanto a nivel local como internacional. De hecho, publicaciones como el New York Times, Forbes y Stern Magazine, la han presentado como fuerza clave en moda sostenible.
Mamukko se fundó en 2011, y desde entonces se ha convertido en líder del diseño circular irlandés, situando a Kinsale en el mapa de la sostenibilidad y la innovación ecológica en Europa.
Sus fundadores son Nora Magyar y su marido, Attila Magyar, que pertenece a la quinta generación de una familia que siempre ha trabajado con la piel. Esta pareja transforma materiales recuperados en bolsos y accesorios de edición limitada y alta calidad, invirtiendo claramente en la sostenibilidad del planeta a través de la reducción de residuos y la creación de moda sostenible. Entre los materiales que utilizan resaltan velas retiradas del servicio, balsas salvavidas, restos de cuero e incluso asientos de avión.
Todos los diseños, que se fabrican en su taller de Kinsale, son originales, únicos, elegantes y duraderas, además de, insisto, respetuosas con el medio ambiente.
Aunque cuando visité la tienda no pude estar con Nora y Attila, reconozco que Jean fue una anfitriona que supo trasladarme a la perfección la filosofía de Mamukko y me llevó a volver a pensar que otro mundo más sostenible es posible. Gracias, Jean, por tu tiempo, tus palabas y tus enseñanzas, y gracias Nora y Attila por vuestro arte. Yo me llevé un “trocito” de Mamukko.
Disfrutad de lo que queda del mes de mayo.