NO A LA GUERRA

Hoy vais a permitirme que me “salga del rail por el que me lleva este blog” y manifestar mi total repulsa ante la barbarie que un “hombre” ha decidido llevar a cabo por el solo hecho de…. ¿Qué? Sinceramente no encuentro razón alguna sino excusas infundadas para acabar con la vida de personas, hombres y mujeres, niños y niñas, y miles de jóvenes que no han empezado casi a vivir y que tienen que ser separados injustamente de sus padres y madres, si no es que mueren antes de alcanzar un lugar “seguro” pero despojados de sus “pertenencias”, de su vida, de su historia, de sus amigos, de su casa, de su hogar, de su ciudad, de su pueblo, y de sus sueños – ya rotos-.

Escribo este post con los ojos llenos de lágrimas y con el corazón muy dolorido por una situación que a nadie nos gustaría vivir.

Hace tres años, en marzo de 2019, gracias al proyecto MoPED: Modernization of Pedagogical Higher Education by Innovative Teaching Instruments, e invitada por mi compañera y profesora de la Universidad de Deusto Olga Dziabenko, tuve el enorme placer de viajar a Ucrania a contribuir en la formación de más de 50 profesores y profesoras de Educación Superior, en mi caso, en relación al teacherpreneur. Descubrí la amabilidad de sus gentes así como parte de sus costumbres y su historia (y me lleve un trocito conmigo). Pero, sinceramente, algo que me impacto fue que, aun no siendo “unos privilegiados” a nivel más material, como lo puedo ser yo, eran personas como yo, con ganas por trabajar y mejorar, ilusión, sueños por seguir avanzando y progresando en el mundo educativo, y con un agradecimiento y reconocimiento hacia mi persona que me hicieron sentir muy valiosa.

Hoy quiero devolverse ese cariño, agradecimiento y reconocimiento a todas ellas, y sobre todo ponerme a su disposición para lo que desde mi posición pueda ofrecer.

Este post va por ellas y por Olga Dziabenko, por darme la oportunidad de vivir en primera persona con sus colegas de Ucrania. Gracias Olga.

NO A LA GUERRA.