Reconozco que uno de los proyectos en el que se basa el post de hoy me llegó al corazón el pasado martes 26 de septiembre cuando escuchaba la radio mientras desayunaba. Y no sólo eso, hablar con una de las personas que está detrás del mismo no hizo más que ponerme los dientes largos. Quizá sea deformación profesional o tan sólo “deformación personal”. Yo sólo deseo (y en ello me afano) que mis alumnos universitarios y mis propios hijos aprendan, también, de personas como la que hoy os presento.
Os invito a conocer a este P.E. y algunos de sus proyectos.
Hace 19 años, nuestro protagonista de hoy, David García, de formación electricista y residente en Calahorra, emprendió un viaje, entonces siendo voluntario, que le llevó hasta Nicaragua. Su destino era La Chureca de Managua, un vertedero de basura en el que “niños harapientos, muchos desnutridos y raquíticos, se disputaban con aves carroñeras, perros, cerdos y vacas las migajas de los alimentos que se arrojaban diariamente al vertedero, un emblema de la pobreza en Nicaragua”(*). El huracán Mitch hizo que a David le cambiaran no sólo su lugar de voluntariado sino también su destino. Así es que su primer viaje a Nicaragua terminó en una aldea rural, un camino con casitas y una escuela de preescolar y primaria, denominada Los Cocos. Ahí empezó una aventura que le ha hecho visitar esta aldea casi anualmente y convertirse, desde mi punto de vista en una persona con actitud emprendedora.
11 han sido las veces que David ha aprovechado sus vacaciones laborales para invertir su tiempo y dinero para llevar a cabo proyectos que hicieran posible cambiar la vida de muchas personas que, desgraciadamente, no cuentan con los recursos de que nosotros disponemos para hacer realidad sus sueños. Y es que, como dice David, algo tienen Los Cocos y las personas que lo habitan que “te atrapa”.
En estos 11 encuentros -experiencias de vida-, David ha participado, siempre de forma altruista y solidaria, en distintos proyectos, entre ellos, el proyecto “Escuela Nicaragua”, la gestión de microcréditos, la construcción de sanitarios para la escuela de Los Cocos -sólo hay 4 letrinas para sus más de 300 estudiantes- o el proyecto “Casitas para Nicaragua”, que consiste en la construcción de casas de 36m2 que una vez construidas entre todos, se ponen a nombre de la madres, que son quienes se encargan de proteger a los niños. Porque también en Nicaragua se vulneran muchos derechos de las mujeres.
Os podéis imaginar cómo se financian todos estos proyectos. A través de personas como tú y como yo que quieren contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas. Mucho de estos proyectos han sido posible gracias a personas como David y a los esfuerzos de la asociación “EDUCO”, con la que nuestro protagonista contactó hace ya 19 años.
Hace tres años David se dio cuenta de que muchos de los más de 300 niños que acababan sus estudios de primaria en la única escuela que hay en Los Cocos no continuaban con los mismos. Ello no hacía más que agravar el fracaso y abandono escolar. Tras hablar con los niños vio que la razón de ello era muy sencilla: los 14 kilómetros que separan a los niños de la escuela más cercana que ofrece los estudios de secundaria y la falta de medios de transporte que hace más difícil que los niños y niñas puedan seguir formándose. De ahí es como surge el proyecto “Bicis para Nicaragua” en el que está inmerso David, que vuelve a Nicaragua el próximo 6 de octubre con muchas ganas, ilusión y todo lo recaudado para poder comprar las bicis que esperan muchos niños.
El objetivo del proyecto es muy sencillo: regalar bicis a niños y niñas para que puedan continuar sus estudios. Pues bien, en los 2 primeros años del proyecto David ha podido regalar 78 bicis gracias a las donaciones y contribuciones de amigos, familiares y personas que creemos en que el cambio a través de la educación es posible.
Eso sí, para conseguir la bici los niños tienes que cumplir 2 requisitos, querer seguir estudiando y no dejar los estudios durante 5 años. Si los cumplen, cuando finalizan sus estudios la bici es suya. Ah, además, durante esos 5 años se les pide a los niños que colaboren durante 1 o 2 horas con los más pequeños, una bonita manera de sentirse parte activa de la educación de los otros y del mismo proyecto.
Además de este proyecto, David colabora en el proyecto “Casitas para Nicaragua” y el proyecto de construcción de letrinas para la escuela. Con el fin de conseguir financiación para este último proyecto, David ha escrito junto con otro voluntario el cuento “Martina la gamusina”. ¿Quieres saber cómo surge éste y su objetivo? Te invito a que veas el siguiente vídeo.
Si quieres colaborar con estos proyectos, no tienes más que ponerte en contacto con David (davidpaso@hotmail.com) o hacer un ingreso en el siguiente número de cuenta, ES09 0049 1699 04 2790019966
Te recuerdo que David marcha el viernes a Nicaragua y todavía tiene sitio en su mochila.Yo ya tengo mi cuento y mi gamusina, ¿y tú?
A ti, David, tan sólo me queda volver a darte las gracias por tener esa actitud emprendedora que en este caso contribuye de forma clara a la educación, la solidaridad y la sostenibilidad.
Sed felices.
Un comentario en “UNA BICI, UN CUENTO Y UNA GAMUSINA: LA OPORTUNIDAD”