En diciembre de 2014, hace ya prácticamente 5 años, el protagonista del post de hoy lo fue también entonces. Hoy, tras haber sido testigo de parte de su aventura emprendedora y, lo que es más importante, de contar con su apoyo y cariño, me permito volver a hablar de él. Él es, sin duda, una P.E. de las de verdad. Su nombre, Juan Barbed, su “profesión”, emprendedor.
Creo que no me equivoco si digo que uno de los sueños de Juan ha sido siempre ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida. Lo dije hace unos años y lo repito ahora también. Eso sí que es mantenerse firme a sus convicciones. ¿Queréis saber a qué se dedica en este momento Juan? Adelante.
Le conozco desde 2009 (ya han pasado años), cuando empezaba a deslumbrar su actitud emprendedora. Pues bien, tras vivir experiencias de gran intensidad VITAL y evolucionar como gran PERSONA que es, hoy en día, Juan ha creado junto a su compañera Ana Amrein, Rooral. Se trata de un proyecto orientado, como no podía ser de otro modo, a mejorar la calidad de vida de las personas.
Es un nuevo planteamiento de trabajo: tele-trabajar con otras personas desde el pueblo, desde el entorno natural, porque desde ahí se fomenta la productividad, la motivación y el bienestar. Porque es desde este entorno desde donde podemos reconectar con nosotras mismas y con la comunidad local de una manera activa. Porque, como dice Juan:
“Las raíces te hacen libres”.
Su curiosidad, su pasión y gran corazón, sus ganas e ilusión por seguir aprendiendo de manera permanente y su actitud, hicieron posible que lo que fue una idea, empezará a ver la luz en pleno confinamiento debido a la COVID-19. ¿Quién lo iba a decir? Y es que Juan tiene muy claro que en esta vida hay que aprender a quererse, a perdonarse y a ser compasivo con nosotras mismas, y ¿dónde mejor que lograrlo si no es desde un entorno natural?
Las conclusiones a las que Juan y Ana llegaron tras analizar la realidad de despoblación y envejecimiento a la que se enfrentan muchos pueblos, combinada con una vida en apartamentos pequeños sin grandes lujos, pero eso sí, rodeados de mucho ruido, presión y estrés continuo, además de muy alejados de la naturaleza, y a los que se les suma un tele-trabajo forzado o en vías de serlo, llevaron a Juan y a Ana a plantear un proyecto a desarrollar en lugares en riesgo de desaparición en plena naturaleza. El resultado: Rooral. Pero que lo cuenten Juan y Ana, que seguro que lo hacen mucho mejor que yo.
¿Qué os parece esta idea que ya está en marcha? Si te apetece probar, piensa en 3 semanas y ponte en contacto con ellos (hola@rooral.co), a ver si hay plazas. Por lo que me ha contado Juan y por las fotos que he visto, estoy convencida que la experiencia merece la pena. Ojalá pueda llegar a vivenciarla. Seguro que no me arrepentiría.
Enhorabuena a los dos por esta iniciativa y por no haber tirado la toalla cuando hubiera sido lo más fácil.
Disfrutad de la vida. Nos vemos el próximo mes.