¿Por qué?, ¿qué es eso?, ¿qué pone ahí? o ¿por qué no? son algunas de las preguntas que la gran mayoría de padres y madres (entre las que me incluyo) tenemos o hemos tenido que responder muchas veces al día a nuestros hijos durante sus primeros años de vida. ¿Por qué estas preguntas cambian o desaparecen cuando se van (nos vamos) haciendo mayores?, es más, ¿por qué algunos de nosotros tenemos que echar mano de programas extraescolares para “devolver” a nuestros hijos unas actitudes y competencias que les son propias?
Hoy, me gustaría centrarme en la educación de la competencia emprendedora de nuestros niños y niñas y reflexionar un poco en alto.
Los pasados jueves y viernes, 29 y 30 de junio, pude participar junto a más de 500 personas en el Congreso Internacional Multidisciplinar de Investigación Educativa (CIMIE 2017) celebrado en la Universidad de Deusto. Además de disfrutar de excelentes comunicaciones de colegas de distintos ámbitos de la educación y con distintas perspectivas, el viernes por la mañana presenté, junto a mi compañera Jessica Paños la comunicación Hacia la configuración de la formación inicial del Teacherpreneur: análisis y reflexiones sobre las menciones del grado de Educación Primaria.
El objetivo principal de la misma consistía en analizar la formación específica en emprendimiento que el profesorado recibe durante su formación inicial en la universidad, especialmente a través de las menciones. Desgraciadamente, ésta brilla por su ausencia, tan sólo algunas pocas universidades contribuyen con alguna pincelada a su desarrollo. Ahora bien, tanto mi compañera como yo estamos convencidas de que a educar en emprendimiento hemos de comenzar desde los niveles más bajos del sistema educativo. En ese sentido, más de un experto e investigador del ámbito educativo ha subrayado la necesidad de que no es preciso esperar hasta que nuestros estudiantes comiencen la universidad para formarles en competencias emprendedoras. Así, ya en el 2013, la Comisión Europea nos invitaba a integrar la competencia emprendedora en los planes de estudio de las enseñanzas de primaria y secundaria, y a fomentar una cultura de emprendimiento e innovación a través de dichos planes.
De la misma manera, la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE), se marcaba, entonces, como objetivo estimular el espíritu emprendedor de los estudiantes y seguía afirmando en su preámbulo que “es necesario adquirir desde edades tempranas competencias transversales, como el pensamiento crítico, la gestión de la diversidad, la creatividad o la capacidad de comunicar, y actitudes clave como la confianza individual, el entusiasmo, la constancia y la aceptación del cambio”. De hecho, estas ideas se reflejan en el artículo 17 (objetivos de la educación primaria): “Desarrollar hábitos de trabajo individual y de equipo, de esfuerzo y de responsabilidad en el estudio, así como actitudes de confianza en sí mismo, sentido crítico, iniciativa personal, curiosidad, interés y creatividad en el aprendizaje, y espíritu emprendedor”.
Entonces,
¿por qué no aprovechar la manera de ser de nuestro niños y niñas de primaria y sus actitudes para que las competencias propias de la P.E. sigan su curso?
Mi respuesta es que, por una parte, el profesorado no está preparado para ello y, por otra, que aún nos queda mucho por mejorar y educar en base a competencias, entre ellas, la emprendedora.
Lo cierto es que hay muchos programas e iniciativas dirigidas a despertar el espíritu emprendedor o algunas de las competencias propias de la P.E. entre los niños y niñas fuera y dentro del aula. Aquí os dejo algunas de ellas:
EmprendeKids
- IniciadorKids
- Valnalon
- Fundación Créate
- Fundación Promete
- Young Potential Development
- Junior Achievement
- Kidpreneurs
- Venturelab
- Grow Working
- Talentum Schools
- Thamer Creative School
- AJE kids
- G.CADE.C
Estos programas, y muchos que me dejo fuera del tintero, están muy bien, no lo voy a negar. Pero no nos engañemos, trabajar el espíritu emprendedor no se logra tan sólo con la participación de nuestros niños y niñas en un programa de unos días, aunque, dicho sea de paso, menos es nada. Por tanto, en primer lugar, tenemos que agradecer el esfuerzo de asociaciones, fundaciones, empresas y particulares en su apuesta por su compromiso con el espíritu emprendedor de niños y niñas, y su formación.
Personalmente creo que tenemos que ir más allá y hacer todo lo que está en nuestras manos (que no es poco) para que TODOS los que formamos parte de la comunidad educativa nos impliquemos en la educación emprendedora de nuestros niños y niñas. Porque, dejadme que os recuerde alguna de sus características, esas con las que nos sorprenden desde muy pequeños: curiosidad, perseverancia, persistencia, observación, creatividad, iniciativa, entusiasmo, liderazgo (a algunos/as les sobra) o confianza, entre otras.
Y ahora, ¿qué?, ¿estamos dispuestos a seguir poniendo barreras al espíritu emprendedor de las P.E. del futuro?, ¿cuándo vamos a dar los pasos necesarios para que los estudiantes puedan seguir alimentando sus competencias emprendedoras?
Y tú, ¿qué estás dispuesto a hacer?
Disfrutad del mes de julio.